Doce días en el camino roto. Viendo pasar las partes de guitarra que se tocan hoy. Con flores estribadas y quemadores congelados. Hablándole a todos de sus ranas y azulejos.
Los músculos mostrándose en trances de pensamientos supervivientes y aledaños. Nada práctico, nada sexual. Emotivo, viajado y ubicuo prendiendo para encordar. Nada afuera.
Ni años; parejas turbias, uñas sucias o flores desprogramadas.
Que no te hable aquel roto de amor. La guardia, las piernas. Volvé a tu esquina.Es la orden aunque no quede nadie. Menos mal que vine, boxeador. No iba a quedar nada de vos. Ni el nudo venoso ni la testosterona endiablada.
Te sigue matando la concha, a pesar de las décadas.
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Hace 1 día
2 comentarios:
Suena a reproche con bronca...algunas personas nunca cambian ni con la edad...besop!
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