viernes, 23 de julio de 2010

EL HOMBRE DE CARAMELO.

El movimiento sugerente no era suficiente. Desnudarse, ponerle nombre a su concha y hacer ventriloquía básica. Eso puso al público sobre las luces. Incluso en la parte de las tetas no hubo atención.
El hombre de caramelo bailaba sin gancho. A cuadros y sin guardaespaldas. Y no tan malo como para llorar sobre vos. Entonaba para gustar, como todos. Te decía puta y se frotaba. Quería impresionarte. Hubiera preferido llorar o pasar una estrella sobre la luna pero fingía ser un barítono indestructible.

2 comentarios:

Laura dijo...

Amigo Fasmid!!! Después de varias visitas sin dejar rastros, aquí te dejo un saludo.

Martín Passini dijo...

era fingir o desterrarse. un saludo para el hombre de caramelo...