Vio los biselados y supo que Rayo era un hombre de oficio. Le encargó un vitreaux complicado.Rayo se miró las manos. Dijo que sí. El encargo era una virgen en un osario, buscándose. La expresión de su cara en esa situación era el desafío. Los huesos, el cielo degradado y sus hijos lejos, deseándola unos y maldiciéndola otros.
Ocho Jesuses faltos de atención, en vidrios de colores, otra vez.
Suar. Un dibujante de proporciones inusitadas
Hace 3 días
2 comentarios:
Q decirte... me he perdido entre tu verborragia q me ha fascinado...
¿Cómo sería la técnica utilizada y con q elementos se supone q uno borda el piso? (q me ha causado una intriga! ajajaja)
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