jueves, 27 de diciembre de 2007
JUNTAR
Y de esperar la paz pasó a juntar bombachas. A una rubia tibia se la pidió por favor. Era la última. Había un taxi abajo y gente para pagarlo. Unas coloridas hicieron hinchada y coreografía desde un ropero claro. Señores sin cuernos aplaudieron. Vergas sabanadas desaprobaron el acopio. Eran circunstancias de bajada, penando en el tiempo. El cuarto se ajó en fluidos renovados, volcados por años en todos los cuerpos sorprendidos. Bocas llenas en pleno discurso. Sastres de domingo familiar teñidos de pecado, vistas nubladas y panzas pegajosas. De una vez.
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