Un palazzo verde claro me arrimó la pregunta: -Querés acompañarme a Ixtlán?
Me di vuelta. Tony Eitis me miraba en hemiplegia, apuntándome con un revólver de chocolate.
E, le dije.
Me amenazó.
Bien, vamos. Pero disfrazarte de mi mamá no te va a servir todo el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario