martes, 25 de septiembre de 2007

el gordo zarigüeya dijo la quiero. todos le creímos. no lo habíamos visto querer pero descontábamos lo mismo para todos. no éramos linda gente.
zarigüeya escribía y acompañaba. se sorprendía y mimetizaba. ocupó otros espacios y credos. disolvió y torció sus palabras grandes, en etapas.
-¿cómo se llama, zarigüeya?
-culona.
lo vimos correr dos años más, volviéndose loco, embrujando momentos y gritando culona, sin el dibujo grande; más arrugado, sucio y acróbata.

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