Con vos en la ingle de Amanda, un vino casero paseando por los pantalones de la peña y el poco mi brillo regalado escupido en diplomas correspondidos, cruzado algún océano. Lo demás, depilando las olas, perfumando la memoria pegajosa. Rengo y desagradecido se apagaba otro almuerzo arriba, adentro de cada cajón, acostando cintas sobre los kilómetros. Todo el tiempo el sentir ajado y reflejo de salar un glande con pocas oportunidades.
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