jueves, 5 de marzo de 2009

Nelson y Haydée.

Su teléfono tenía un número de más. Nunca daba ocupado. Su calavera brillante y sus dotes de orador lo hacían invitado en cada velorio popular.
Nelson Pantaleón le pidió sus palabras en el suyo.
Haydée, mucho después, le pidió un responso sobrio, alejado de las venturas muertas y destacando que si no hubiera nacido como mujer moriría como Lobizón.
Aunque yo era chico me acuerdo del primer velorio sólo por haber escuchado a la calavera brillante. Algo en su presencia y en su forma de pronunciar "alma" me persigue hasta hoy. Me perdí el velorio de Haydée pero los que asistieron todavía me dicen que a veces la naturaleza no sabe lo que hace, y Dios tampoco.

3 comentarios:

ethel artau dijo...

hace un tiempo no sonaba algo asi por aca... bien, bien

Laura dijo...

Muy bueno!!!
Va mi aplauso para ese blog y para la descripción tanguera de Feli. Beso!

Fasmid dijo...

Gracias a ambas! Beso!