FELI, VALLCO Y EL BURRO.

VOS, FELI.
TODOS SABEN DE TUS ACORDES DE GATO, DE TU PEINADO MAFIOSO, DE TU SALIVA EN BOCAS DE RASO. TE DESCUBRIERON GIRANDO Y ALUMBRANDO LO DIFÍCIL, SÓLO PARA QUEDARTE QUIETO CRUZANDO LOS DEDOS. CON LA PENCA DESOLDADA Y YA TRANQUILO LE DIJISTE A VALLCO: GUARDATE DE LAS NOCHES SIN FAMILIA PORQUE ESTAMOS CERRANDO. CERRANDO SOBRE TODOS. QUE TE QUEDE ALGO AFUERA PARA NO CONVENIRNOS.

VALLCO Y EL BURRO.
VALLCO NO ENCONTRÓ COMODIDAD EN LAS PALABRAS DE FELI. SINTIÓ QUE SE IBA SIN CONCIENCIA. SU AUTO NO ESTABA. EN SU LUGAR HABÍA UNA CARPA Y UN BURRO INFLANDO LOS BORDES DE LOS PRÓXIMOS QUINCE DÍAS. VALLCO QUISO RECLAMAR, PERO EL BURRO LO MIRÓ HACIÉNDOLE SENTIR EL PESO DE INCREPAR A UN BURRO QUE INFLA BORDES DE DOS SEMANAS. Y VALLCO SINTIÓ LO MISMO, UN SEGUNDO ANTES.