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Eliminó una raza para salvar sus nervios. Le llevó la vida, entusiasmo misterioso y juegos de azar. Exploró los nombres, la excelencia, las palabras y el poder de los puntos. En Japón tuvo dudas pero vio precios y accedió a los títulos sin ayuda. Equilibró su entorno desde el inicio, dándole cultura después de la oscuridad. Un hombre afable y caliente, de cruzadas recias, que abanicó fantasmas con un tiro en la cabeza trabajada. Bailó con los duelos y desnudó gotas del paisaje sin cantar tragedias, porque pensaba que sus manos opacas no alcanzaban los oídos archivados. La economía de terrenos coherentes lo desplazó en 44 años a su última caja, sin renuncia ni pensamientos distinguidos.
2 comentarios:
sin cantar tragedias, desdramatizar y siempre reír, sonrisa escondida, orientalista, exissssssstencialista y muchos paradigmas q cambian.
me ha gustado el encabezado señor :)
La energía de las palabras cuando uno las siente sagradas y cuando obran en pro de la armonía... q genial q genial...
saludos cordiales señor satori
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