miércoles, 4 de junio de 2008

...y allà va.

El auto de Gelblung le dejó los ojos blancos y pocas ganas de mostrar las tetas en el muelle.
Más abajo su túnica será otro disparo enculado sobre los mancos de acero.
Cuarenta valcotes y ninguna flor.
La consecuencia de un amor amañado en su esencia hinchapelotas.

No hay comentarios: