Se despertó apretando los pezones de mamá. El viejo estaba tirado en una esquina y las hermanas no habían nacido. Corrió a su pieza, se tapó con todo lo que encontró y trató de acordarse cómo llegó a la situación. Estaba vestido. Algo a favor.Borracho. Había salido con el viejo de recorrida por bares y casas de amigos. Una botella por parada. Años de separación y una alegría sin base. La pieza como la había dejado. Posters y modelos a escala lo deliraban en retrospectiva. Madera de nene, contrapiso, los muebles enrojecidos. Valses de agosto, voces altas, púas y arañas recordando. Había venganza del entorno. Pezones de mamá. Mil kilómetros.
Quince temporadas y ahora, otra vez un rehén devoto, de vacaciones crípticas. Faltan seis horas y treinta y tres años para que amanezca. Las arañas deciden avanzar.
Suar. Un dibujante de proporciones inusitadas
Hace 3 días
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