martes, 26 de febrero de 2008

Armarse

Lardo Otayga lloraba despacio porque su motivo no lo convencía. Iba soltándose sin saber. No podían ser tetas ni amores de fondo. Lloraba. No recordaba situaciones parecidas.
Hizo todo. Tomó, se miró al espejo, salió a confrontar, volvió y trató de armarse. Incertidumbre y patetismo que no podía dejar pasar. Se durmió en una escalera.

No hay comentarios: